Manifiesto Putoloco

Vivimos en una sociedad diagnosticada con el típico cuadro de encefalograma plano.  La estupidez está a la orden del día.  La basura se come, se ve, se oye.  Estamos rebozados en mierda, por decirlo de alguna manera.  Cada día la gente es más idiota.  Idiotizada por los mass-media, medios de idiotización, desinformación  y tergiversación.  Autenticas lavadoras cerebrales que consiguen imponer su criterio a una sociedad descerebrada, sin opinión ni voluntad.  Solo un leve comentario según sople el viento determinado.  Saturación de porquería rosa, de política asquerosa, de fútbol de mierda, de telenovelas y concursos; reallity shows donde la lagrima es el índice de audiencia y supervivencia.  Intoxicados por la música kleenex de usar y tirar, te oigo este año y  te olvido el próximo verano.  Contaminados por el american fast food de hamburguesas y patatas fritas.  Lava nuestro cerebro de paso que pasa la coca cola, anulando nuestra voluntad.  Esa agua sucia que quien sabe en que podrida alcantarilla la recogerán.
Engañados por la iglesia y su estúpida religión.  La mas mortífera secta y a su vez la mas impune lacra de la sociedad.  Agobiados por unos tabúes retrógrados, impropios hasta de culturas anteriores a la nuestra en el tiempo.
Limitados por un sistema autoritario, sometidos como borregos a la voz del dirigente de turno.  Apresados en absurdos países con fronteras, esas mismas que ellos montan y desmontan a su antojo.  Aturdidos por la mas profunda ignorancia, que distingue entre razas, sexos, culturas, clases sociales, color de piel, lugar de nacimiento, defectos físicos….etc.
Una sociedad intolerante, latentemente despectiva, egoísta, individualista.  Una sociedad en la que puedes morirte en medio de la calle sin que nadie se acerque, a no ser que sea para robarte la calderilla del bolsillo.  Una sociedad en donde lo que se sale del control y de las normas establecidas está mal y hay que acabar con ello.  Una sociedad donde no se consiente ser diferente, donde no se puede ser oveja negra ni patito feo, donde todo el rebaño ha de ser trasquilado a la vez.  Una sociedad injusta, en la cual, ante la comisión de un delito, hay que buscar un culpable.  No importa si lo es o no.  Hay que encontrar un chivo expiatorio, para mostrar en televisión, para dar ejemplo.  Hay que demostrar que el sistema funciona.  No importan los hechos delictivos en si, sino que haya en todo momento un cabeza de turco que ocupe su sitio en el penal, en la silla eléctrica o en la cámara de gas.
Una sociedad decadente, que no promueve ni utiliza la cultura.  Ese elemento fundamental de la humanidad que es la cultura, almacenada a lo largo de los siglos por todas las sociedades que promovían las investigaciones, los descubrimientos, la ciencia.  Nuestra sociedad ya no se interesa por el conocimiento que tanto preocupó a babilonios griegos, romanos, egipcios, aztecas, mayas….etc.  ¿Qué nos queda de aquella curiosidad innata del ser humano?  Solo nos preocupa el entretenimiento, la diversión, el pasar el rato.  Ya no quedan mentes cultivadas.  A eso nos han llevado los gobiernos y su política del “bienestar”.  A vaciar nuestros cerebros de toda opinión lucida.  Las mentes bien pensantes no son buenas para ser oprimidas, pues sus conocimientos los inducen a buscar la libertad.  ¿Es esto el bienestar?   La degradación absoluta del intelecto individual, la represión sistemática de los deseos y sentimientos del ciudadano.
Una sociedad que se preocupa más de fabricar armas que de educar a las gentes para que nunca tengan que usarlas.  Una sociedad especulativa e individualista donde lo que más preocupa es ser más que los demás, el más listo, el más guapo, el más rico.  Una sociedad contaminada, contaminante.  Somos el cáncer de nuestro planeta, una plaga, la peste de la naturaleza, que no tiene vacunas contra nosotros.  Arrasamos el medio donde vivimos, sin preocuparnos, sin importarnos que dejaremos detrás nuestro.  Somos el caballo de Atila.  Convertimos el hábitat en algo inhabitable, carente de materias primas, deficitario.  Arrasamos los mecanismos de defensa naturales, impidiendo su regeneración, desertizando la tierra.  Ahí está el Amazonas.  ¿Cuánto tiempo falta para que podamos ver su extinción?  Menos de lo que muchos creen.  He ahí la capa de ozono, irrecuperable de seguir a este ritmo. Incluso bajando el ritmo de contaminación, su capacidad de regeneración es lentísima. 
Una sociedad donde jueces y burócratas son dueños y  señores de nuestro destino, personas desconocidas que se creen moralmente superiores, “corrigen” nuestros “errores” poniendo trabas a nuestra libertad, censurando nuestras opiniones.  Una sociedad aterrorizada por las fuerzas de represión de los gobiernos “democráticos”.  Una sociedad carente de toda integridad, donde los órganos de gobierno se caracterizan por la ausencia total del desempeño de sus funciones, donde funcionarios contratados con el dinero de los contribuyentes, tratan a estos como serviles y vulgares, como vasallos, cuando ellos deberían de estar orgullosos de servir al pueblo, un pueblo del que también forman parte y a costa del que  viven, exprimiéndolo a impuestos, a cuenta de robarles el sudor en sus propias frentes.  Un pueblo castigado y sojuzgado por la patronal y el gran capital donde el que habla mas alto que los demás, cava su propia tumba, donde el que protesta es despedido, donde hay que trabajar hasta la extenuación para simplemente sobrevivir.  ¿Es eso el bienestar?  Un pueblo traicionado por los sindicatos, en los que si no estás afiliado, no eres nadie.  No abras la boca si no pagas la cuota, ese es su lema.  Nadie moverá un dedo por ti.  Hay que pagar la cantidad adecuada para que puedan pagar la cuenta de las comidas que organizan  con sus socios patronos cada vez que se sientan a “negociar”.
Un pueblo explotado por todas partes, incluso por la espiritual, en la que solo el hecho de ser pobre es pecado.  Un pueblo maldito que vive en esta sociedad, una sociedad de mierda, que para nada vale, mas que para que cuatro se enriquezcan y vivan el cielo aquí en la tierra mientras el resto trabajamos y morimos por su bienestar.  ¿Será esa la política del bienestar de la que tanto hablan?  ¿ Será ese bienestar para ellos solos?  Debe ser, pues otra cosa no parece importarles.  Agrupan a la gente en sus estúpidas fronteras, reclamando como suyas esas tierras, ¡como si la tierra tuviera dueño!  Este es un tema en el que no hay elección, hay quien es de un club de fútbol, hay quien es de otro, hay quien no es de ninguno,   ¿que pasa con los que no queremos ser de ningún país?  ¿Qué pasa con los que solo queremos vivir la vida sin mas?  Sin responsabilidades, sin obligaciones, sin derechos ni deberes,  sin que el estado espere algo de nosotros,  en el que no debamos de pagar por el mero hecho de vivir.  ¿Hacia que parte del planeta nos debemos dirigir?  Los mares con sus fondos correspondientes son propiedades de los países colindantes, las arenas desérticas se disputan militarmente, como el caso del Sahara, y las extensas regiones selváticas pertenecen ya a las multinacionales madereras. ¡Si hasta la luna es patrimonio de la humanidad!, de la humanidad, si, pero de la nuestra, o sea, que en el supuesto caso de que ahora se descubriera una raza que viviera en el interior de la luna, se darían cuenta de que aquello es nuestro, no suyo.  Al ser patrimonio de la humanidad ¿pagarían impuestos a la ONU?  ¿Iría la iglesia católica a convertirlos al cristianismo como en el 1492?  ¿O los bombardearían los americanos sin darle la oportunidad de convertirse?  Incluso el cascote polar de la Antártida esta repartida en estrechas franjas, una para cada buitre.
Una sociedad militarizada que gasta más en defensa que en educación.  Un ejército que defiende a un país a cambio de que este trabaje para sus vicios, sus bombas y su armamento.  ¿Acaso no nos recuerda esto a las mafias criminales que ofrecen protección a cambio de un puñado de dólares?  ¿Tiene eso algo de honorable?  Pues ese el cuento que nos quieren vender, el cuento del honor y la patria, o sea, sus intereses, a eso le llaman patria, a los negocios que se traen entre manos y que no se arriesgan a perderlos a manos de otros países, por eso tanta parafernalia con lo del deber y el honor, para lavar el cerebro de la gente y que esta defienda los intereses de la gente poderosa. ¡Que vayan ellos!  Las bandas organizadas también defienden sus barrios y sin embargo son acusados de extorsión  ¿por qué no se aplica el mismo trato?  ¿Por qué está permitida un tipo de delincuencia y el otro no?  ¿Existe la extorsión legal?  ¿Habrá que apuntarse en la cámara de comercio?  Al fin y al cabo es un negocio más.  Será por eso que no se persigue al ejército por extorsión al pueblo. Exigir dinero es delito, en cambio, si es la vida y la sangre de millones de jóvenes de todo el mundo, no lo es.  El ejercito, ¿es acaso un monopolio? Debe ser algo como la Iglesia, por eso ambos siempre han ido cogidos de la mano.  Recordemos como en la conquista de América iban mas curas que soldados, y una de las razones que impulsó a la reina Isabel a aportar el dinero necesario para la expedición fue la promesa de Colón de que allí habría miles de almas para convertir a la causa de la cristiandad.  Los curas iban con la tropa y los bendecían así como bendecían las bombas que luego los nazis arrojarían sobre los soviéticos para que con la ayuda de su dios causase el mayor número posible de bajas humanas.  Cayó la Alemania nazi, cayó el régimen fascista de Moussolini,  ¿y el papa?   ¿Por qué no cayó también el Vaticano?  El vaticano, que ejerce ese chantaje moral sobre la sociedad.  El chantaje que nos condena al infierno.  Desde niños nos hablan de la infinita misericordia de dios, pero a la vez nos inculcan el temor a dios y la obediencia ciega a la iglesia, ya que ellos tienen la razón, no olvidemos que el papa es infalible.  Si no cumplimos sus preceptos el señor todopoderoso nos enviara a los infiernos donde nuestra alma sufrirá los más inimaginables tormentos hasta el final de los tiempos.  ¿Pero en que quedamos?  ¿Es dios infinitamente misericordioso o es un cabrón de la hostia? Tienen un cacao que se cagan pero lo increíble es que les funciona y les va muy bien.
Vivimos inmersos en la vorágine de la confusión, confusión en la que la verdad y la mentira, el bien y el mal han perdido su identidad, entremezclándose, quedando irreconocible.  Hemos destrozado el ying-yang quedando este reducido a una masa gris uniforme.  Todo depende desde el lado del que se mire.  La paradoja del sinsentido es hoy más valida que nunca.  Se ha roto la dualidad en la que el bien necesita del mal para ser reconocido como tal y se ha transformado en un silogismo bien/mal-mal/bien.  Vivimos en la época en la que hemos pasado de “torres mas altas se han caído” a la época en la que hasta las más altas torres se están cayendo todavía, cobrando de nuevo intensidad, haciéndose presente en todo su dramatismo.  Si, ya lo predijo el profeta, pero yo, yo me cago en los profetas.  A cada profeta le corresponden 10000 lunáticos empeñados en que sus profecías sean cumplidas. 
Llegados a este punto, no queda más que preguntarse, ¿Continuará?

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